El creacionismo es una doctrina religiosa que afirma que Dios creó el Universo, la Tierra y los seres que la habitan en un acto milagroso ocurrido hace unos seis mil años. El modelo explicativo del creacionismo se basa en la interpetración literal del Génesis, primer libro de la Biblia. El creacionismo también sostiene que unos dos mil años después ocurrió un diluvio universal, del cual sólo se salvaron Noé, su familia y los animales que llevó en el arca.
El creacionismo no es una explicación científica porque se basa en la autoridad, la tradición y la revelación, además que su modelo explicativo no ha podido demostrar la realidad de un evento creador hace seis mil años.
En la actualidad existen dos corrientes de creacionismo: El creacionismo de Tierra reciente (Young-Earth Creationism), que se aferra a una rígida interpretación de la Biblia y cree que la Tierra y la vida sobre ella fueron creadas hace seis mil años; y el creacionismo de Tierra antigua (Old-Earth Creationism), que usualmente acepta la edad demostrada por la Geología para nuestro planeta (4600 millones de años), pero difiere notablemente al no aceptar la teoría de la evolución.
El movimiento creacionista (Young-Earth Creationism) tuvo su origen en las decadas de 1950s y 1960s debido a la influencia de de los escritos del geológo novato George Mac Cready Price, quien escribió libros antievolucionistas desde 1902 hasta 1941.
El señor Price perteneció a la iglesia Adventista del Séptimo Día, donde se sintió motivada a "demostrar" la veracidad de la profetisa adventista Elena G. de White, quien afirmó que la Tierra y la vida tienen solamente seis mil años de antigüedad y que un gran diluvio podría explicar las formaciones geológicas y todo el registro fósil. Luego, el ingeniero hidráulico Henry Morris retoma las ideas de Price y las hace accesibles a los evangélicos de los Estados Unidos. Seguidamente, las iglesias protestantes se apresuraron a establecer instituciones creacionistas. De esta manera nace en 1958 el Instituto para la Investigación de las Geociencias (Geoscience Research Institute) organizado por los adventistas del séptimo día, mientras que la Iglesia Bautista fundó el Instituto para la Investtigación de la Creación (Institute for Creation Research). De esta manera se consolidó el movimiento creacionista actual.
Hay un aspecto de esta breve historia en la cual me gustaría detenerme: el de las "inspiradas verdades" dadas por Dios a la señora Elena G. de White.
En uno de sus libros "revelados" da a conocer el mensaje de Dios en
cuanto a la controversia Creación/Evolución:
".....Cuando los llamados hombres de ciencia tratan estos asuntos
(refiriéndose al origen de la vida) desde el punto de vista puramente
humano, llegan a conclusiones erróneas....los que dejan de lejos
la palabra de Dios y pugnan por explicar de acuerdo con los principios
científicos las obras creadas, flotan sin carta de navegación,
o sin brújula en un océano ignoto"
Esta es una declaración de tono muy convincente, tanto así que cuando por casualidad algún creyente adventista formula alguna duda con respecto a los orígenes, los pastores le leen este párrafo, el cual es escuchado por los creyentes con temor reverencial y termina por "esterilizar" cualquier intento de comprobación. Pero una persona algo escéptica haría la siguiente afirmación: según Elena G. de White toda persona que explique el mundo natural según lo revelado por Dios "no flotara en una mar de desaciertos", en especial esto podría aplicarse a la misma Elena de White, pues ¿Cómo podría equivocarse una persona a la que Dios le cuenta las cosas? Sin embargo, más adelante en su obra ella intenta hacer armonizar la Geología con la Biblia y hace la siguiente declaración:
"En ese tiempo (está hablando del momento del diluvio universal) fueron sepultados bosques inmensos. Desde entonces se han transformado en el carbón de piedra...y han producido también inmensas cantidades de petróleo: Con frecuencia la hulla y el petróleo se encienden y arden bajo la superficie de la tierra. Esto calienta las rocas, quema la piedra caliza, y derrite el hierro. La acción del agua sobre la cal intensifica el calor, y ocasiona terremotos, volcanes y brotes ígneos. Cuando el fuego y el agua entran en contacto con las capas de roca mineral se producen terribles explosiones subterráneas....A esto siguen erupciones volcánicas..."
La realidad es que los fenómenos volcánicos y los terremotos no se deben a que el petróleo y el carbon se enciendan bajo la tierra. ¡El hecho que esta señora inspirada por Dios diga que se "encienden con frecuencia" debería ser suficiente para alertar a todos los trabajadores de la mina de carbón de El Cerrejón (Guajira-Colombia) pues de momento este se podría encender, producir una erupción volcánica o quizás un terremoto que destruyese toda la costa atlántica colombiana!... La verdad es que el movimiento de las placas tectónicas, y la existencia del magma debajo de la corteza terrestre dan mejor explicación al vulcanismo y a la actividad sísmica.
Desde sus orígenes, el movimiento creacionista ha estado matizado
por una fuerte dependencia de la "revelación"; si bien es cierto
que los protestantes no adventistas no reconocen a White como profetisa,
todos cometen el error de querer hacer coincidir a la fuerza los hechos
de la naturaleza con la Biblia, y si existe alguna discordia entre la Ciencia
y la Biblia, deducen que la Ciencia es la equivocada. En pocas palabras,
el creacionismo es la expresión de unas personas que quieren que
los hechos se acomoden a su explicación, en lugar de acomodar la
explicación a los hechos.